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lunes, 8 de febrero de 2016

De Titiriteros y Libertad de Expresión

Este fin de semana, con excusa de las fiestas de carnaval, en Madrid, la señora Mayer, responsable de cultura, decidió traer el noble arte de los títeres a la capital. La muy bien intencionada muestra de respeto sobre un arte en retroceso, y no por ello menos necesario, se fraguó con un escándalo que hubiera sido fácilmente evitable si la misma responsable hubiera investigado como mínimo dos de sus muchísimos minutos diarios de qué iba la obra que había contratado. Con sólo buscar la página web de los artistas, donde, no sólo explicaban la obra, sino que la categorizaban fuera de Espectáculos Infantiles, les hubiera podido llamar para que trajeran otra representación más afín al calendario que tenía para ellos.

Por supuesto, el público que fue a ver la obra no era el esperado por los artistas, y la obra no era lo que esperaban los padres, por lo que se produjo el no tan inesperado choque de trenes entre los dos bandos que acabó con protestas de los padres y, sin comerlo ni beberlo, con una denuncia absurda del consistorio sobre los artistas. Absurda, por que eran ellos mismos los que los habían contratado y sabían qué obra iban a representar.

Donde sólo debía quedar un desencuentro, del cual deberían tomar nota en el ayuntamiento para futuras, nos vemos en un problema de gran calado cuando el juez instructor decide que los titiriteros son personajes peligrosos que están apoyando a ETA y es mejor encerrarlos en prisión, por si acaso.

Creo que he explicado por encima todo el problema sin dejarme nada importante.

Ahora bien. Es comprensible que se pueda haber cometido un error desde el consistorio, y entiendo que están bajo mucha presión mediática desde la oposición. Pero eso no excusa el comportamiento que se ha tenido con estos artistas y requiere que alguien se responsabilice por el error. La política no debería ser un simple mando-y-no-cumplo, y precisamente con ése espíritu de cambio político se generó el 15m y se creó el grupo que ahora manda en Madrid. Por ello es completamente irresponsable y fuera de lugar que nadie dirima responsabilidades sobre lo que ha pasado.

Sin embargo mi problema no viene sólo con la demencial polémica sobre unos titiriteros haciendo "apología al terrorismo", sino con el desconocimiento de la gente de lo que representan. Los titiriteros parece que son vistos como simples artistas destinados a un público infantil, que con sus muñecos y gracietas harán las delicias de todos los niños sin pretender nada más. Y ahí es donde muchísima gente se equivoca. Podría poner enlaces donde simplemente se los consideraba gente que divulgaba las noticias a lo largo del reino, pero no olvidemos su capacidad crítica, la cual no hace tanto hemos tenido como referente, incluso para los niños de toda una generación. No olvidemos, por ejemplo, que las fallas no dejan de ser muñecos con mucha ironía, que también hablan de política con humor y mucha mala leche; o porque no, las actuales Chirigotas de Cadiz, que también meten cizaña allá donde van.

El caso es que el Juez instructor del caso, lejos de abandonar en mera bufonada el hecho, lo ha ensalzado a caso extremis de apología al terrorismo. Precisamente haciendo lo mismo que el Juez que representaban en su obra. Y es que en España, además tenemos una carencia enorme de Independencia Judicial, que se nota con cosas así, como que la Fiscalía decide pedir cárcel a unos pobres chavales que saben que no han hecho nada.

Que el humor no es a gusto de todos está claro, que la crítica pueda sentar mal si te la dedican a tí, también, pero que tenga que ir alguien a prisión, por algo que no deja de ser un mero espectáculo con crítica de la política actual, es llegar demasiado lejos.

Sin ir más lejos, el otro día sentenciaban a una chica de valencia por unos tweets que publicó entre 2013 y 2014, entre los que se encontraba un video de Kortatu. Con la nueva ley mordaza están aprovechando para cerrar bocas molestas que no sean de su agrado, entre ellos Zapata. Recordemos que, por ejemplo, Jimenez Losantos ni siquiera ha puesto un pie en el tribunal por decir públicamente que si tuviera una escopeta se cargaría a Errejón. Algo mucho más peliagudo viniendo, no de un ciudadano, sino de un comunicador, y a través de medios de información que controla.

Se habla de libertad de expresión en este caso. Se habla de gente con capacidad crítica que se expresa mediante su trabajo. Que dentro de lo que es su trabajo ya avisa al posible espectador de lo que verá, y sin embargo se le acusa de enaltecimiento, como si estuviera subido a una caja en medio del pueblo difundiendo proclamas a los desprevenidos transeuntes.

Está claro que la libertad de expresión tiene sus limitaciones, que no digo que no. Uno no puede ir molestando al personal con sus propias opiniones sin más. La libertad de expresión termina cuando se falta al respeto de forma inequívoca y sin posibilidad de ignorar esa falta. Pero si estás en tu propia casa, en tus propios medios, si has puesto un cartel informando sobre lo que van a ver quienes entren en tus aposentos, ¿como se te puede acusar de faltar al respeto?

Hay una falta de educación en éste país, tanto política como de consensos. Ver el humor, la sátira, la mofa, como armas de destrucción masiva, y no verlos como oportunidades para el acercamiento, es lo que nos hace estar como estamos estos dias. Mientras, la gente se preocupa por idioteces como unos titiriteros que, pueden gustar mas o menos, pero no han hecho nada, o el nuevo año chino, y no ven cosas más importantes como el Escrache que se le hizo en Valencia a Rita Barberá, la puerta giratoria de Trinidad Jimenez, o el hecho de que aún no hayan sido capaces de llegar a un acuerdo las formaciones políticas que dicen representarnos, mientras, el gran hermano sigue siendo la comidilla de todos los días, y no vemos lo que nos están robando cada día.

Me gustaría que un día hubiera auténtico periodísmo en este país, que reforzara más la importancia de la veracidad y menos lo que piensan sus mandamases.

Me gustaría que un día los políticos se sentaran a hablar y empezaran a ver que sus parodias no son más que mensajes de la ciudadanía que deben corregir. Que si esas parodias tienen éxito es que han calado, que mucha gente piensa que algo anda mal en lo que se está parodiando, e igual así pueden arreglarlo. Para ello, lo primero que deberían hacer es dejar de criminalizar cualquier acto de protesta o humor.


Me gustaría que los debates no fueran puertas cerradas a ciertos polos, que la gente pudiera debatir en toda su amplitud. Que los problemas lo son en todos sus espectros, y a veces aquello que no ves es porque ni siquiera eres capaz de reconocerlo. No hay debate sano sin la aceptación de que la otra parte está exponiendo otro punto de vista de tu discurso. Aunque tengas la absoluta confianza de tener la verdad, no quiere decir que no pueda llegar a hablar con otra persona totalmente opuesta e intentar razonar. Todo lo demás son saltos hacia el futuro, oportunidades perdidas. Si realmente se cree en algo, hay que saber debatirlo siempre que se proponga.

Se que es mucho pedir, que falta mucho para ello. Espero que llegue. Utopía se llama.

Mientras tanto, espero que no se ataque la libertad de expresión, ya que nuestra democracia depende  de ello. Los titiriteros son responsables de haber creado una obra crítica. De nada más. Y espero que se les libere pronto.

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